Soy un mortal peatón y usuario de las lineas 119 y 120 del
transporte público en nuestra Ciudad Capital de Santiago del Estero. Que el
incidente haya sido superado, no quita el contenido de fondo. Hay que estar en la piel de
quienes usan estos servicios para sentir los motivos que lastiman su dignidad y
orgullo. Entonces, cargar sobre el estado, empresa, gremio y asociados; no es
una mera observación y considerar su actitud como de la misma hilacha. Mientras
se sucintaban estos hechos según el Boletín
Gubernativo “El Liberal” del 09-02-2012 informaba en su titulo de tapa, que
miles de usuarios fueron afectados por paro sorpresivo de los colectivos arriba
mencionados e inmediatamente por debajo otro título donde muestra al estado provincial
ocupado en sus aeropuertos.
Opinión
Al momento de observar un hecho
ciudadano o republicano en la vida institucional municipal, provincial o
nacional actual. Parto de la idea que estoy frente un estado sin políticas
nobles, ineptas y ociosas (por lo tanto,
considero a esta fórmula un trípode capas a cualquier corrupción).
Como usuario de las líneas de colectivo
119 y 120 en nuestra ciudad capital (habito en el B° Belgrano). Puedo observar
no una, sino, innumerables anomalías. Desde una elemental prestación de
servicio público de pasajeros (unidades en buen estado y ajustadas a las
exigencias), hasta, el cumplimiento de las mínimas reglas de funcionalidad, consideración
y cortesía (recorrido de la misma, paradas para ascender o descender,
frecuencia de horarios, trato correcto al destinatario de la línea de
referencia, etc. etc. etc…).
En la oportunidad, tenemos como
responsables del paro de servicios el miércoles 08-02-2012. No solo al estado,
sino, también a la empresa prestadora del servicio y al secretariado del gremio
que agrupa a los trabajadores y a los trabajadores
mismos del servicio apuntado. Donde también anida el trípode de mi preocupación.
Bien, mi solidaridad es con el cobro de
salario justo en tiempo y forma. En la oportunidad, estimo que los trabajadores
son el “pato de la boda”, a pesar que los mismos apañan a su gremio y patronal
cuando un usuario reclama por el cumplimiento del servicio y enredados en
justificativos reaccionan con enojo ante el requerimiento. Me pregunto y para
no ir más atrás ¿cual fue el promedio de días de cobro durante 2011?, porque no
entiendo como en esta Argentina del crecimiento, un salario no pueda guardar un
resto de previsión hasta digamos diez días del mes siguiente y en nombre de ese
derecho perjudicar en forma artera a otros asalariados (todavía quedan los que viven
de su trabajo) impidiéndoles llegar a su puesto de responsabilidad. Para no
decir “chantaje”, digo, estar ante presión de intereses ajenos a los
asalariados.
Juan
Luis Coria DNI 8.127.919 (Sgo. del Estero, febrero 10-02-2012)
juanluiscoria@gmail.com
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